La congelación de alimentos es una práctica de conservación que tenemos completamente integrada en nuestras rutinas debido a la gran cantidad de ventajas que presenta.
Aunque este tipo de práctica tiene cada vez más adeptos, hay una serie de mitos asociados a la calidad de estos alimentos, entre ellos, las verduras congeladas. Sin embargo, son muchos los estudios que desmienten estos mitos y que, refuerzan la idea de que además de conservar su sabor y textura original, las verduras no pierden propiedades durante el proceso.
La congelación como método principal de conservación
Conoce el proceso paso a paso
Tras la cosecha, el proceso de congelación de las verduras implica varios pasos para garantizar la conservación de su calidad nutricional óptima, así como otras características más evidentes a simple vista como el color o la textura.
- Selección y limpieza: Tras descartar el producto dañado, se procede a la limpieza para eliminar cualquier residuo.
- Blanqueo: Consiste en sumergirlas en agua con el objetivo de detener la actividad enzimática, causante de la descomposición que presenta la verdura durante su periodo de almacenaje.
- Secado: Una vez se ha terminado este proceso, las verduras se sumergen en agua helada para detener el proceso de cocción y antes de congelar, se retira el exceso de humedad.
- Congelación rápida: Una vez las verduras están completamente secas, se reparten en bandejas que irán a congeladores con temperaturas muy bajas entre -15 o -20 grados. La congelación rápida es esencial porque ayuda a evitar la formación de placas de hielo que pueden afectar a la calidad de las verduras.
Comparativa nutricional entre verduras frescas y congeladas
Consejos para seleccionar y descongelar verduras de calidad
Las verduras congeladas preservan gran parte de los nutrientes esenciales durante el proceso de congelación y descongelado. Entre los más destacados encontramos la vitamina B, la vitamina K, fibra dietética, minerales y vitamina C. Esta última puede retenerse por largos periodos de tiempo durante el almacenaje.
Aunque la conservación de nutrientes específicos en las verduras puede variar dependiendo del tipo de nutriente y del proceso utilizado, las cantidades son mínimas y solo ocurre cuando el proceso de congelación o descongelación no se lleva a cabo adecuadamente.
En cuanto a la descongelación, podemos optar por hacerlo en la nevera, siempre será la opción más segura, descongelar bajo agua fría, cambiándola cada 30 minutos o en el microondas, asegurando que no se cocine en lugar de descongelarse.
¿Qué opinan los expertos?
Si nos basamos en las recomendaciones de los expertos, vitaminas, nutrientes o antioxidantes no se pierden durante el proceso de congelación. Lo podemos ver en estudios como “Effects of Home Freezing and Storage on the Nutrient Content of Selected Vegetables’’, un estudio publicado en el Journal of Food donde se examina cómo el proceso de congelación afecta al contenido nutricional de diversas verduras.
Para ello, se compararon los niveles de nutrientes en verduras frescas congeladas inmediatamente después de la cosecha y verduras almacenadas en el congelador durante periodos de tiempo prologados.
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La duración de la vida útil de los alimentos, la reducción del desperdicio y su bajo coste son algunas de las razones por las cuales esta práctica de conservación es nuestra favorita.
Si a esto le sumamos la opinión experta sobre su valor nutricional, nos damos cuenta de que las verduras congeladas son una alternativa nutricionalmente válida y conveniente a las frescas.
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